Llegué justo a tiempo. Mis amigos acababan de llegar. Kamijo y el resto del grupo, menos Yutaka, estaban esperándome para templar mis nervios mientras me vestía. Los amigos de mi hijo y los de mi hija ayudaban a Lionel a decorar con los últimos detalles. Colocaban los centros de flores que iban llegando, daban indicaciones al catering y ayudaban a llenar mi casa de ajetreo. Jasmine ayudaba a peinarse y maquillarse un poco a Phoenix. El hijo de Eduart, Junior, pareja de mi hija intentaba con Lionel entretener al pequeño Jun mientras Eric, también conocido como Cat, les hacía fotografías una y otra vez. Esos dos chicos los vi en el concierto, no di demasiada importancia a ambos y luego tuve la sorpresa de que eran cercanos a mi pequeña princesa. También había llegado Amaury, he de decir que cuando lo vi en elegante traje chaqueta no lo reconocí. Claro que un chico como él siempre deja a la luz su lenguaje. La ceremonia se iba a dar.
Cuando ya estaba por empezar llego Hizaki con su novio armando un alboroto allí abajo. Podía escuchar a todos gritar, reír y conversar sin más. Llamó antes de entrar en la habitación donde me arreglaba.
-¡Un momento!-gritó Kamijo terminando de ayudarme con la chaqueta.
-¿Sí?-preguntó mi amigo Imai abriendo la puerta y observando fijamente a mi hijo, yo contemplaba la escena por el espejo de cuerpo entero.-Oye viejo verde aquí está tu niñito... el cual te hará un abuelo respetable.-canturreó y Toll lo metió para dentro agarrándolo del cuello.-¡Animal!
Todos vestían de negro, como si fuera un funeral. Yo siempre vestía de ese color, así que me permití el lujo de ir de blanco.
-Dios pareces...-balbuceó mi hijo mientras yo aún estaba girado de espalda.
-Di algo Hizaki y te juro que te tiro por las escaleras.-dije acomodando mi reloj de bolsillo en el chaleco.
-Creo que se ve muy bien señor Sakurai.-comentó su novio con una sonrisa. La ropa era la perdición de ese hombre, ya que era diseñador y su mayor pasión parecía su trabajo.- tiene un buen corte, se nota una buena manufactura... trabajo de couture ¿verdad?-interrogó halagándome aún más, inflando mi ego.-Aparte es adecuado para una boda en esta temporada
-Merci.-susurró en francés como respuesta, mientras me giraba hacia ellos.-Estuve mirando varias web de moda, diseños, y mandé a realizar uno según como yo lo quería.-respondí con media sonrisa.-Está hecho a mi gusto.
-Sí, Jasmine no quiso ayudar.-comentó Kamijo levantándose, ya que se había acomodado en un sillón, y quedó de nuevo a mi lado colocando bien mis solapas. Era otro amante de la ropa, al igual que su pareja. Ambos no podían vivir sin comprar trapos por Internet o en tiendas exclusivas.
-Te quedó bastante bien, tan sólo iba a decirte un halago, pero si quieres tirarme por las escaleras.-sus sarcasmos e ironía le hacían más cercano a mí que a su madre, yo tan sólo sonreí de lado y no dije nada.
Entonces entró su ex, era hijo de un antiguo amigo y no lo reconocí aquel día en las pistas aunque por un instante se me hizo conocido. Siempre medité si era algo más que su parecido a Yutaka.
-Señores ¿desean limonada?-preguntó con una leve sonrisa.-Abajo también estamos tomando.
-Arigato.-dije tomando mi vaso de la bandeja que llevaba aquel joven. Había subido todos esos vasos sin hacer que cayera ni una sola gota.
-Me estoy preocupando... Uta no contesta.-murmuró Toll mirando la pantalla del móvil.
-Seguro que la mosca muerta de tu hermano revolotea por las tiendas comprando para quitarse la depresión.-no eran tiendas de ropa de las que hablaba, sino de peluches y dulces. Yutaka jamás cambiaría, seguiría siendo un niño eterno. Aquello que dijo Imai era muy cierto. Ambos eran pareja, pero ante el resto se comportaban como simples amigos.
-Gracias.-los labios de Hide se abrieron tomando el vaso. No había dicho nada desde su llegada, parecía parte del decorado.
-¿Quieres Hiza? La hice como a ti te gusta.-miré de reojo la escena. Era guapo, su cuerpo perfecto y la ropa provocadora. Sabía todos los gustos de mi hijo y se pasaba la vida hablando de él. Desde que llegó estaba nervioso y hablando con su hermano. Le preguntaba una y otra vez si estaba atractivo. Sin embargo mi hijo ni lo miraba, pasaba automáticamente de él e incluso rechazaba la limonada.-¿Seguro?-interrogó con los ojos brillosos, estaba rogando un poco de atención hacia él.
-No tengo ganas de Limonada.-respondió frío y tajante.
-¿Quieres que te haga algo de aperitivo? sueles comer algo a esta hora...-Toll lo miró confuso, era como ver a su hermano y lo había notado desde su llegada.
-No, gracias.-repitió un no mientras no bebía aquel jugo, estaba frío y con el toque perfecto de azúcar.
Kamijo tomó su vaso y le ofreció uno a Olivier. Intentaba ser conciliador y dar ánimos a la pareja de mi hijo. Seguro que no era un buen trago para los tres.
-¿Podríamos hablar luego?-sonrió leve esperanzado de tener cinco minutos en su compañía.
-No.-y así seguiría una y otra vez, era una negativa completa y sus intentos no darían frutos.
-Míralo igualito a ti Acchan.-dijo Imai alargando la n como lo hacía Yutaka.
-Al menos este tiene algo de cerebro.-escuché por lo bajo a Toll.
-Callate.-gruñí para mis dos amigos.
Cuando ya estaba por empezar llego Hizaki con su novio armando un alboroto allí abajo. Podía escuchar a todos gritar, reír y conversar sin más. Llamó antes de entrar en la habitación donde me arreglaba.
-¡Un momento!-gritó Kamijo terminando de ayudarme con la chaqueta.
-¿Sí?-preguntó mi amigo Imai abriendo la puerta y observando fijamente a mi hijo, yo contemplaba la escena por el espejo de cuerpo entero.-Oye viejo verde aquí está tu niñito... el cual te hará un abuelo respetable.-canturreó y Toll lo metió para dentro agarrándolo del cuello.-¡Animal!
Todos vestían de negro, como si fuera un funeral. Yo siempre vestía de ese color, así que me permití el lujo de ir de blanco.
-Dios pareces...-balbuceó mi hijo mientras yo aún estaba girado de espalda.
-Di algo Hizaki y te juro que te tiro por las escaleras.-dije acomodando mi reloj de bolsillo en el chaleco.
-Creo que se ve muy bien señor Sakurai.-comentó su novio con una sonrisa. La ropa era la perdición de ese hombre, ya que era diseñador y su mayor pasión parecía su trabajo.- tiene un buen corte, se nota una buena manufactura... trabajo de couture ¿verdad?-interrogó halagándome aún más, inflando mi ego.-Aparte es adecuado para una boda en esta temporada
-Merci.-susurró en francés como respuesta, mientras me giraba hacia ellos.-Estuve mirando varias web de moda, diseños, y mandé a realizar uno según como yo lo quería.-respondí con media sonrisa.-Está hecho a mi gusto.
-Sí, Jasmine no quiso ayudar.-comentó Kamijo levantándose, ya que se había acomodado en un sillón, y quedó de nuevo a mi lado colocando bien mis solapas. Era otro amante de la ropa, al igual que su pareja. Ambos no podían vivir sin comprar trapos por Internet o en tiendas exclusivas.
-Te quedó bastante bien, tan sólo iba a decirte un halago, pero si quieres tirarme por las escaleras.-sus sarcasmos e ironía le hacían más cercano a mí que a su madre, yo tan sólo sonreí de lado y no dije nada.
Entonces entró su ex, era hijo de un antiguo amigo y no lo reconocí aquel día en las pistas aunque por un instante se me hizo conocido. Siempre medité si era algo más que su parecido a Yutaka.
-Señores ¿desean limonada?-preguntó con una leve sonrisa.-Abajo también estamos tomando.
-Arigato.-dije tomando mi vaso de la bandeja que llevaba aquel joven. Había subido todos esos vasos sin hacer que cayera ni una sola gota.
-Me estoy preocupando... Uta no contesta.-murmuró Toll mirando la pantalla del móvil.
-Seguro que la mosca muerta de tu hermano revolotea por las tiendas comprando para quitarse la depresión.-no eran tiendas de ropa de las que hablaba, sino de peluches y dulces. Yutaka jamás cambiaría, seguiría siendo un niño eterno. Aquello que dijo Imai era muy cierto. Ambos eran pareja, pero ante el resto se comportaban como simples amigos.
-Gracias.-los labios de Hide se abrieron tomando el vaso. No había dicho nada desde su llegada, parecía parte del decorado.
-¿Quieres Hiza? La hice como a ti te gusta.-miré de reojo la escena. Era guapo, su cuerpo perfecto y la ropa provocadora. Sabía todos los gustos de mi hijo y se pasaba la vida hablando de él. Desde que llegó estaba nervioso y hablando con su hermano. Le preguntaba una y otra vez si estaba atractivo. Sin embargo mi hijo ni lo miraba, pasaba automáticamente de él e incluso rechazaba la limonada.-¿Seguro?-interrogó con los ojos brillosos, estaba rogando un poco de atención hacia él.
-No tengo ganas de Limonada.-respondió frío y tajante.
-¿Quieres que te haga algo de aperitivo? sueles comer algo a esta hora...-Toll lo miró confuso, era como ver a su hermano y lo había notado desde su llegada.
-No, gracias.-repitió un no mientras no bebía aquel jugo, estaba frío y con el toque perfecto de azúcar.
Kamijo tomó su vaso y le ofreció uno a Olivier. Intentaba ser conciliador y dar ánimos a la pareja de mi hijo. Seguro que no era un buen trago para los tres.
-¿Podríamos hablar luego?-sonrió leve esperanzado de tener cinco minutos en su compañía.
-No.-y así seguiría una y otra vez, era una negativa completa y sus intentos no darían frutos.
-Míralo igualito a ti Acchan.-dijo Imai alargando la n como lo hacía Yutaka.
-Al menos este tiene algo de cerebro.-escuché por lo bajo a Toll.
-Callate.-gruñí para mis dos amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario