Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 31 de mayo de 2014

Palabras frente al fuego

Bonjour

Mael y Marius nunca se han llevado bien, por eso Avicus lo ha intentado... pero se ve que no se puede.

Lestat de Lioncourt 


Palabras frente al fuego

Sentado, en completo silencio, puedo observar sus facciones duras y afables. Sus ojos son dos granos de café, tan intensos como oscuros, que observan intensamente las ascuas de la hoguera. Jamás he pensado detenidamente si el tiempo nos ha hecho más sabios, fuertes y tercos; sin embargo, cuando lo escucho con su tono suave, pausado y masculino, sobre la vida que ha llevado y los mundos que ha visto he supuesto, que al menos, él si es más sabio y fuerte. El terco, como siempre, soy yo.

—Deberías hablar con él—ha dicho de nuevo mientras tomaba asiento a su lado, en el otro extremo del tronco—. Te aprecia.

—Me desprecia—le corregí.

—Mael...

—Avicus, he hecho demasiado por ese cretino—comenté mirando las llamas mientras él se giraba hacia mí, deteniendo su mirada en mi rostro serio y mi ceño fruncido—. Es un terco.

—Tú también—soltó una risotada que cortó el aire y tuve que mirarlo. Tan vivo, tan real, tan cerca y yo aún soñando con su regreso. Habíamos estado divididos mucho tiempo y, ahora, nos rompíamos de nuevo sólo porque Marius y yo no podíamos convivir.

—Yo no le he llamado feo, viejo y estúpido.

—Ignorante sí—replicó con una media sonrisa.

Desconoce por completo lo seductor que puede ser ver a un hombre como él, con un pasado tan oscuro y un futuro tan desconcertante. Puedo ver su gigantesco cuerpo inclinado hacia delante, sus músculos marcados en sus fuertes brazos, y su cabello moviéndose suavemente por la brisa. Quisiera hacerme hueco en su pecho, llamarlo nuevamente maestro y perderme en su aroma; pero no puedo hacer nada, tan sólo quedarme ahí como haría cualquiera. Si él supiera que es mi debilidad, que he extrañado su conversación, estaría perdido.

El amor es algo más que palabras románticas, pues a veces es silencio y también gestos. He caminado a solas y en estos momentos la senda se ha vuelto intensa, más interesante y agradable. Él está ahí, a mi lado, esperando que tome su mano y acepte sus desafíos.

—Lo es—murmuré justo antes de notar su mano derecha, tan gigantesca y áspera, colocando un mechón de mi cabello—. Avicus, no.

—¿Qué?—dijo con una sonrisa franca.

—Intentas convencerme—respondí frunciendo aún más el ceño mientras cruzaba mis brazos.

—¿Es tan obvio?—preguntó con otra risotada.

—Sí.


Han pasado muchos años desde que estuvimos juntos, pero cuando regresó era como si jamás hubiésemos estado separados. Quizás el amor es eso, más que algo físico. Amar es comprender y yo comprendo a Avicus. Tal vez, sólo tal vez, por eso le amo y perdono sus vanos deseos de unión entre Marius y yo.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt