Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 26 de julio de 2014

Sueños intranquilos

Esto es parte de uno de mis sueños, así que espero que comprendan parte del significado. Pronto nos veremos en unas memorias. 

Lestat de Lioncourt

Hoy nos hemos visto. Sus ojos parecían más profundos y distantes, pero cuando me he acercado para reconocernos he descubierto la misma verdad. Vestía con ropa algo masculina y muy simple, estaba algo polvorienta y arrugada. Sus pendas eran una camisa blanca, muy simple y de cuellos no muy anchos, un chaleco color camel y unos jeans. Las botas que usaba eran bajas, pero al menos no estaba descalza, el sombrero, a juego con el chaleco, era estilo cowboy. Su largo cabello rubio, tan rizado como el mío, estaba recogido aunque se escapaban algunos mechones, acariciando sus pómulos marcados. Quise decirle que estaba hermosa aún así, sin embargo la emoción me obligó a guardar silencio.

—Vístete—dijo haciendo rodar sus ojos por mi pecho desnudo hasta mis caderas—. Estás tal y como te traje al mundo, ¿en qué piensas?

—Dormía—respondí.

—¿Así? ¿Y qué tal si repentinamente te necesitan?—preguntó ladeando la cabeza hacia la derecha y luego hacia la izquierda—. Lestat, tú no dormías. Te levantas demasiado temprano para que te encontraras así.

Realmente me había despertado hacía horas, arrojado en aquella enorme y mullida cama de mi habitación, con el cuerpo formando una cruz y mis ojos clavados en las molduras del techo. No sentía sed, frío o calor, tampoco tenía conciencia de todo lo que había hecho días atrás. Todo, absolutamente todo, se había desvanecido en el humo. Intentaba recordar, pero era demasiado borroso. Sólo recordaba que huía, que Memnoch me perseguía y que sus garras rasgaron mi camisa. Nada más.

—Tienes razón, pero hoy parece un día extraño—murmuré mirando hacia la mesilla de noche, donde se encontraba una libreta gruesa de hojas maltratadas en los cantos.

—Todos los días pueden serlo—respondió—. Te espero abajo.

Se marchó de mi presencia, cerrando la puerta tras ella, y entonces recordé todo lo que había pasado. Memnoch había vuelto a dar conmigo, el mundo estaba en peligro, me había torturado con su extraña necesidad y había logrado huir. Los Taltos estaban despertando, como si hubiesen estado todos soñando esperando que el amanecer llegara, y Rowan me necesitaba. Mi madre estaba allí por algo, porque yo posiblemente había desaparecido algunos días perdido en el Sheol. Tenía que avisar a todos del problema. El mundo me necesitaba. Las explosiones vendrían. Todo cambiaría.

Me incorporé de la cama recogiendo la ropa que estaba en el suelo. Una camisa simple, de color azul pavo real, y unos jeans oscuros junto a unos mocasines que serían mi mejor atuendo, aunque simple, porque no lograba encontrar mi chaleco ni ninguna otra pertenencia. Cuando alcancé la puerta y la abrí no encontré la casa en penumbras. Ni siquiera estaba allí el servicio que solía contratar, mi madre había sido una ilusión y era posible que todos esos recuerdos no fuesen más que una alerta. Cerré los ojos sintiendo pánico. Me llevé las manos a la cabeza sintiendo que estaba loco, pero una voz conocida me susurró en el oído “despierta”. Al abrir los ojos, estaba de nuevo en la cama con Rowan asustada a mi lado. No sólo estaba ella, sino también Michael. Los dos dormíamos custodiando sus sueños. Lasher estaba vivo, se aproximaba, pero ¿por qué había soñado con mi madre? ¿Quizás ella podría ayudarme? No, ella nunca me buscaría, ¿o quizás sí?


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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt