Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 5 de agosto de 2014

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Me ha enviado esto Memnoch, pero no creo nada. No hay verdad en sus palabras ¿o sí?

Lestat de Lioncourt 


Aún recuerdo como el coro se alzaba en presencia de Dios, los luminosos querubines acariciaban sus largos cabellos y apoyaban sus pequeñas manos sobre sus hombros. Aquellos ojos dominantes, tan intensos, se clavaron en mi pecho y se hundieron en las profundas tinieblas de fuego que era mi alma. Así comenzaba mi calvario. Tan simple como hacer las preguntas equivocadas en el momento más inoportuno.

—Si tanto los amas, ¿por qué no caminas entre ellos padeciendo su mismo calvario?—llegó a decir mientras acomodaba sus brazos en el trono—. Ve, busca la paz ayudándolos, pero no me exijas que yo haga algo por ellos. No son marionetas mías, ni debo interceder.

—¡Hay gente que muere!—grité desesperado—. ¡Gente que espera un milagro!

—Se su milagro—respondió sin alzar ni siquiera una de sus palabras.

—¡No puedo ser su esperanza!—exclamé alzando mis brazos desnudos, mostrando mis manos vacías y heridas—. ¡Con qué armas! ¡Si mis armas me las arrebatas y me envías a mis propios hermanos para que me detengan! No puedo hacer nada... ¡Nada!

—La mejor arma no tiene doble filo ni está hecha de pesados materiales. La mejor arma, sin duda alguna, está hecha con palabras. Tienes un don con ellas, ¿por qué no los conmueves y limpias su honor? No pienso mover un dedo por aquellos que despreciaron su única oportunidad—comentó inclinándose hacia delante mientras sus largos cabellos blanquecinos rozaban su poderoso torso. Nunca ha sido exactamente como lo han representado. Dios posee una magia superior a cualquier pintura y desborda cualquier imaginación, sobre todo la humana. Su belleza e inteligencia es infinita, pero también su orgullo. Jamás reconocería que se equivocaba—¿Has entendido?

—Palabras—murmuré apretando con fuerza mis puños—. Palabras...

—De amor ¿o de guerra?—pregunté bajando mis brazos—. Sólo veo guerra.

—Ve con ellos, aquí no tienes lugar. Hagamos ese trato. Encárgate en asustarlos y mostrarle el amor de Dios, encáuzalos y castígalos si es necesario—se recostó de nuevo en su trono y permitió que los querubines cantaran más alto.


Fui desterrado. Puedo regresar en cortas visitas, pero cae sobre mi el dolor y la soledad. Él lo cambió. Lestat fue parte de un plan, pero el plan acabó siendo terriblemente tentador. Si tan sólo viese mi soledad y mi amor, si comprendiese mis palabras y las creyese, yo no lo castigaría ni doblegaría. Él es mi única esperanza. Todos le escuchan y aclaman como a un héroe, mientras que yo soy el enemigo en tantas culturas y el monstruo en los sueños infantiles. Me cubrieron de dolor, miseria, fealdad y cánticos sobre la crueldad que no poseo. Acepto que mis caprichos y mis ilusiones me han condenado al Infierno, pero en el Infierno mismo he encontrado la luz en sus ojos. ¿Tanto pido? Ser escuchado, comprendido y aceptado.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt