Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 30 de diciembre de 2014

La niña de Julien

Stella es especial. Ya lo he dicho mil veces. Ella es única. 

Lestat de Lioncourt


Si tuviera que elegir un momento de mi vida sería posiblemente en mitad de una fiesta, un lugar donde correría champán y la música llenaría cada rincón de la mansión. El jardín se encontraría repletos de rostros conocidos. Los más jóvenes bailarían desenfrenados por todo el salón. En la biblioteca habría algunos besos indecentes, caricias y miradas impropias de nuestra posición. Sabría como embaucar a los agentes de la ley y el orden para que no hiciesen caso al ruido. Los vecinos serían invitados para que no clamara al cielo. El chocolate se repartiría del mismo modo que los canapés más serios. Sin duda, sería una gran fiesta.

Ser madre no me cambió. Nunca fui demasiada apegada a ese sentimiento, aunque quería a mi hija. Ella me recordaba un poco a mí. Antha era adorable. Su padre estaba tan ocupado con los asuntos de la familia y su mujer que era imposible tenerlo presente. Y no me importaba. A quien más amaba era a mi adorable Evelyn. Ella había sido madre, tenía los mismos problemas por los que yo pasaba, y odiaba tanto a mi hermana como yo. Recuerdo que una vez nos escapamos a Europa con mi hermano Lionel y las niñas. Fue algo fabuloso.

Creo que jamás me sentí tan desdichada como el día que murió mi tío. Julien estaba recostado sobre el marco de la ventana, con su pijama de franela y sus brazos colgando hacia el jardín. Su funeral fue multitudinario. Sin embargo, siempre pensé que no cruzó del todo la línea. Cuando yo terminé contra el suelo, con ese agujero de bala en mi cráneo, supe que era cierto. Nos encontramos como se reencuentran las familias el día de Navidad.

¡Lloré! Sabía que estaba muerta, pero lloré de felicidad. La única preocupación era la educación de Antha en manos de mi hermana. Pronto se reuniría conmigo. Tan joven, tan hermosa, y muerta por culpa de esa vieja bruja. Deirdre estaba en la cuna cuando a la alargada sombra de Lasher sonreía. Tanto Julien como yo pudimos verlo. Jamás nos fuimos de la casa. Comprendíamos que era nuestro lugar. Siempre alerta, siempre intentando proteger sin remedio.

Acepto que me gusta aparecer con la imagen de una niña. Quizás porque mi niñez fue el único momento feliz. Un tiempo especial donde la inocencia se mezclaba con la picaresca. Días de pasteles, paseos por la ciudad y bonitos vestidos. Horas a su lado, tomando su mano, y mirándolo a esos enormes ojos azules. ¿Quién no ama a Julien? Todos amamos a Julien. Siempre amaré a mi padre, mi abuelo y mi tío. Él era el verdadero patriarca. Él ha sido el único. Creo que es por eso. Quiero seguir siendo la niñita de Julien.



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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt