Quinn le hizo algo a Goblin. La verdad es que no tenían culpa.
Lestat de Lioncourt
Recuerdo como me miraba. Esos ojos tan
similares a los míos con esa sonrisa pérfida. Era todo el dolor y
oscuridad que yo jamás quise aceptar que tenía. Su aspecto era
llamativo, pues era el mismo. Usaba mis prendas favoritas, a veces
incluso lucía las mismas con una elegancia que me abrumaba. Quedé
impactado cuando sus manos recorrieron mi cuerpo y sus labios rozaron
mis mejillas. No supe huir.
Desconozco si me amaba tanto como para
odiarme. Durante años estuvo perdido, a oscuras, por mi marcha a
lugares donde parecía que jamás llegaría. A mi regreso me dio la
espalda, me hundió en palabras crueles y me atacó. Yo, lo único
que tenía, le había abandonado. Era lógico que reaccionara de ese
modo. Sin embargo, no sabía quien era.
Cuando era pequeño intentaron
confundirme. Siempre estaban las palabras amables y baratas de «Es
tu amigo imaginario», pero se descubrió que todos podían sentirlo
o verlo. Aquello me torturó. Me dolía que muchos pudiesen haberlo
visto y me tacharan a mí de enfermo.
No son pequeñas mentiras piadosas. Son
mentiras que hieren. No me lo esperaba de ellos. Me dolió. Sin
embargo, perdoné porque en mi corazón estaban todos y cada uno.
Hicieron aquello por bondad y no por maldad. Si bien, no fue lo único
que guardaron.
Goblin era Gawain Blackwood, mi hermano
gemelo. Un hermano que murió al poco de nacer. Alguien que dio su
vida para que yo viviera. Yo me desarrollé dejándolo a la sombra.
Fue terrible. Cuando lo supe quise morirme. Comprendí entonces todo.
Él sí me amaba, pero le di la espalda. Quizás era quien más me
quería en esa casa. Pero a la vez me odiaba porque conseguí una
vida, cosa que él perdió para siempre. Debería odiarlo porque él
mató a tía Queen, pero hace mucho tiempo que he perdonado ese acto
bárbaro y sin sentido. Era mi hermano, un niño asustado por siempre
en medio de la oscuridad.
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