Tarquin ha decidido sacar nuevamente su vena romántica a pasear. Espero que les guste el texto que comparte con nosotros, aunque es para Mona.
Lestat de Lioncourt
Cada noche despierto con deseos de
retenerte entre mis brazos y declararme en breves murmullos. Jamás
he podido abandonar este pacto de amor y delirio. He desnudado mil
veces mi alma y te he regalado cada verso que he leído, escrito o
recordado. Te regalé la inmortalidad tras rogar a un Dios Oscuro,
tan tenebroso como yo. Hubiese dado mi alma eterna por una sonrisa y
por embriagarte con felicidad.
Tú eres la culpable de mi felicidad.
Te culpo por todos los años en los que me he sentido secuestrado por
la locura. He sido arrastrado por ti, tus manos y tu mirada. Acabé
enloqueciendo por cada uno de tus besos. Mi alma se convirtió en
esclava de tus deseos. Tú, amor mío, eras el fuego que iluminaba y
calentaba mis noches más terribles. Y ahora, que te veo frente a mí,
llena de pasión y descaro siento que vuelvo a caer al borde de tus
tacones.
Nunca he podido pensar en mi vida sin
ti. Una existencia sin tu voz, aroma y recuerdos sería sin duda
vacía. Porque tú, amada mía, eres mi Ophelia y yo por siempre seré
el caballero que corre a tus brazos, te saca del agua y aparta los
pétalos que caen sobre tu cuerpo. Mi alma es la mitad de la tuya,
ambos lo supimos aquel día. Estábamos destinados a convertirnos en
uno solo. Compañeros eternos, a salvo del mundo y de la realidad
tenebrosa que nos rodeaba. Siempre hemos estado condenados, pero la
libertad la hemos saboreado al romper las reglas establecidas el uno
con el otro.
Quiero verte salvaje y viva. Deseo
observarte como una ninfa de las aguas, surgiendo de entre la
profunda oscuridad y calma del pantano, dirigiéndote hacia tierra
como si fueras una mística sirena. Necesito tenerte de nuevo otra
vez besando mis labios, secuestrando mi aliento y alimentándome con
la sangre de tus víctimas. Por favor, amor mío, seamos los demonios
que atormentan al mundo y los jóvenes rebeldes que ocasionaron
estragos en nuestro paraíso. Nada ni nadie puede compararse contigo.
Desde que te conocí te he deseado, necesitado y amado. Nunca puse
excusas para amarte ni fronteras para no tocarte. No tengas clemencia
y ámame. Te hicieron para mí, pues eres lo que siempre soñé. Soy
adicto al sonido de tus tacones y al desorden que provoca tus labios
impulsando mi nombre con tu dulce voz.
Mi corazón es tuyo.
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