Memnoch nos recuerda que para Dios la ley del "ojo por ojo" es válida.
Lestat de Lioncourt
El dolor que causes a otros te será
devuelto, arrojado a tus pies y convertido en infectos gusanos que
pudran tu alma. Muchos creen que están refugiados en un mundo lleno
de mentiras, hipocresía y falsos espejos donde se reflejan con gran
autoestima. La verdad siempre resplandece aunque se halle en un pozo
de brea. Y ese pozo, por más que deseéis ocultarlo, aparece para
que cualquiera rescate de allí la verdad que deseáis silenciar.
El pozo es vuestra alma. Un alma que
terminará a mi lado esperando ser tratada con benevolencia. Jamás
he tratado con virtud alguna a los cretinos que aparecen en mi
puerta. Siempre he pensado que en los Infiernos hay seres bondadosos,
los cuales han cometido algún error, y gente tan podrida que son
capaces de infectar el mundo con su aliento cargado de palabras
baratas, infantiles e innecesarias.
Bajo mi mano, y con la supervisión de
Dios, te ofreceré la ley más justa que se merecen las almas como la
tuya. Te ofreceré “La ley del Talión”. Tu alma sufrirá el
pecado que has cometido, cargarás con el peso de tu culpa, sentirás
en tus ojos las lágrimas e implorarás clemencia pero nadie
escuchará tus ruegos. Lo único que podrás escuchar es mi silencio.
Sólo buscamos proporcionalidad al castigo.
Debo limpiar las almas de éste mundo.
Tengo que darles la pureza y lustre necesarias. Debo salvar a todos.
Tú te salvarás pagando el precio de tus actos. Pues el Reino de
Dios espera a las almas más puras y perfectas, las cuales moldeo
para poder alcanzar al fin de nuevo la luz cálida de Padre. Nadie
impedirá, con sus sucios pecados, que no podamos alcanzar la
felicidad codiciada.
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