Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 4 de junio de 2015

El Hombre

Recuerdo esa historia. Me contaron parte de ésta cuando conocí a Rowan y Michael. Fue una historia terrible. Tan terrible como el final de los otros Taltos. 
Lestat de Lioncourt


El cordero regresó al rebaño. La oscuridad se cernió sobre el paraíso. La manzana fue mordida y arrojada a la tumba más cercana, allí donde los secretos los conservaban los huesos y los recuerdos de los espectros que custodiaban la puerta. La llave entró en la cerradura, giró mientras las manecillas del reloj daban la media noche y un nuevo mesías nació del vientre de la bruja más fuerte. Los balidos del cordero se convirtieron en sollozos de un niño y éste se transformó en un hombre. La sangre se mezcló con las lágrimas y la risa demencial del demonio que apareció en la puerta, con esos ojos azules y profundos, mientras sus manos acariciaban con ambición el torturado cuerpo de su madre.

Los recuerdos se amontonaban como los cadáveres en plena guerra. El dolor se hizo presente y tomó nombre. La fuente de la vida era de color blanco, como blanca era la nieve del valle y blanco era el libro que empezó a escribirse. El demonio comenzó a cantar... y no dejó de hacerlo hasta que el martillo hizo juicio sobre su cráneo.

Ahora El Hombre ha vuelto al jardín. Sus ojos son amargos y contemplan el sol de la primavera bajo el árbol, su árbol, dejando que sus pies descalzos acaricien el montículo de su tumba. Sus grandes manos, delgadas y suaves, se cierran con rabia contenida. El dolor prevalece, los recuerdos anidan en su corazón como golondrinas, y ahora comprende que ambicionó demasiado, derramó demasiada sangre y se convirtió en el veneno que se esparció por el mundo contagiándolo de pena, amargura y sufrimiento.

No era tan distinto. Sólo era otro incomprendido. Incomprendido por sí mismo y por el mundo que le vio nacer en dos ocasiones. Que dance junto al poema que aún recitan los muros que tanto amó y odió, los mismos que presenciaron su nacimiento y su muerte. Era sólo un cordero buscando el redil y terminó perdido de nuevo en el valle del cual jamás debió salir.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt