Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 11 de agosto de 2015

Viejas conversaciones

Hay que escuchar mejor y comprender las cosas, pero Quinn deseaba todo de forma acelerada.

Lestat de Lioncourt


—La vida no siempre es como creemos, Quinn—dijo Nash desde la puerta, para luego caminar despacio, con un deje bucólico, hasta el sofá de piel marrón. Allí tomó asiento desabrochado su chaqueta y cruzando las piernas con elegancia. Era todo un caballero, un hombre maduro y sensible, y yo codiciaba ser como él. Me imaginaba en un futuro como un hombre distinguido y amable, con grandes conocimientos y una gran capacidad de comprensión. Deseaba ser como él, pero al lado de ella. No podía esperar ni siquiera unas horas para poder volver a ver a Mona Mayfair—. Imaginamos, codiciamos, pero luego todo tiene un tiempo. No puedes precipitarte—me explicaba con infinita paciencia, sentado en aquel viejo sofá.

Parecía un hombre sacado de una de esas sofisticadas películas inglesas. Era demasiado caballeroso, su tono era íntimo y me invitaba a consolarme a su lado. No me hice de rogar. Tomé asiento a su lado, eché la cabeza hacia atrás y suspiré intentando contener las lágrimas.

—La has conocido hoy—explicó—. Sois jóvenes y tenéis toda la vida por delante, ¿por qué precipitar las cosas?—preguntó encogiéndose ligeramente de hombros.

—La amo. Es ella la mujer que deseo a mi lado. Es perfecta—dije apoyándome en su hombro amable y servicial.

No tardó en abrazarme, rodeándome con cariño y permitiendo que finalmente llorara. Lloré porque jamás había deseado tanto algo, porque aquel fantasma burlón la detestaba y temía que la alejara, también lloré porque mi tía parecía negarse a mi felicidad y me dolía el pecho por tantas emociones. Él acarició mis cabellos hundiendo sus dedos largos y suaves, para nada ásperos como habían sido los de mi abuelo Pops, mientras me calmaba con su respiración pausada y la fragancia fresca de su colonia, la cual impregnaba su camisa.

—Si la amas tanto como dices sabrás esperar—fueron sus sabias palabras, las cuales no comprendí en ese momento.


Ahora, tras tantos años, comprendo bien aquella frase, así como el resto que me ofreció durante toda la larga noche en la cual lloré y sufrí. El destino a veces nos depara grandes sorpresas, pero hay que luchar por mantener aquello que queremos. Si bien, luchar no significa precipitarse y dejarse llevar por la inconsciencia.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt