Lestat de Lioncourt
Hoy quiero dejar constancia de mis
sentimientos. No sé porqué lo hago. Quizás creo que necesito
expresar de nuevo la gratitud y el amor que siento por ti. Puede que
estés cansada, quizás no lo creas necesario y tal vez mis palabras
las conozcas demasiado bien. No importa. Creo que necesito expresar
todo lo que siento en éstos momentos. Deseo liberar mi alma y que
vaya a ti, como siempre ha hecho, para rodearte mientras te
contemplo.
Todo matrimonio tiene sus buenos y
malos momentos, pero los nuestros prácticamente nos costaron la vida
y la felicidad que todavía queremos salvar. Los monstruos llamaron a
nuestra puerta, danzaron en el jardín, nos ahogaron en mares más
turbios que aquel que ya conocíamos bien los dos y estuvieron a
punto de convertirnos en cadáveres sobre el césped. Acabamos siento
nosotros los monstruos, y no ellos, enterramos sus cuerpos, lloramos
por el destino de nuestra historia y nos miramos a los ojos
preguntándonos si merecía la pena seguir juntos.
No he sido el mejor amante, tampoco
creo que haya sido el mejor esposo. Sin embargo, mi débil corazón
late gracias a ti. No hay nada que desee más que tomarte de la
cintura, acercar mi boca a la tuya y besarte como un adolescente. El
hombre que conociste hace décadas sigue aquí, envejeciendo a tu
lado. No quiero apartarme de ti, de tu mundo y tus deseos, porque
quiero compartir contigo todo lo que fui, soy y seré.
Te agradezco tu paciencia y amor.
También agradezco nuestras peleas porque hace que te conozca mejor.
Te agradezco cada momento, pues todos han sido maravillosos. Te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario