Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 11 de marzo de 2016

Carta al Diablo

¿Cómo debería empezar esta carta? Es una carta a la nada. No sé siquiera cuál debería ser su dirección y si alguna vez llegará a tus crueles manos. Tampoco sé cómo dirigirme a ti y si deseas que lo haga. Han pasado muchos años desde la última vez que nos miramos directamente a los ojos manteniendo una guerra dialéctica casi imposible. Tú mencionabas de tu dolor y yo te recordaba que sabía cómo era ser el desterrado. Hablábamos ambos en idiomas similares pero distintos. Querías contar tu historia, pero suponía que podías estar mintiéndome. ¿No es lo que dicen de ti? Dicen que mientes continuamente para atrapar a incautos y hacer caer cientos de almas a tu alrededor.

Has cambiado mi forma de contemplar este “Jardín Salvaje”. Ahora veo que puede ser más terrible, impredecible, horrible y fascinante. Ni siquiera yo estoy a salvo, ¿verdad? Ni ahora que me han proclamado “Príncipe de los Vampiros” siendo el más poderoso de todos. Camino inseguro y meditabundo. He recorrido el mundo esta última década pensando en ti. Cuando cerraba los ojos veía tu rostro y podía perfilar cada uno de tus rasgos. Después de conocernos, en esa aventura tan perturbadora, Amel pareció despertar con fuerza y clamar atención.

Memnoch, ya no estoy tan seguro que tú seas un demonio. ¿Cómo puedo estar seguro que tú eres el “Príncipe de los Infiernos”? Ni siquiera sé si esas terribles tragedias que cayeron sobre ti, con todo el peso de “Las leyes celestiales” o “Leyes Divinas”, son ciertas o sólo un intento llamativo para poder capturarme robándome el cuerpo como han hecho otros? Ni siquiera Amel tiene respuesta para lo que ocurrió.

Llevo varios meses conversando arduamente con él. Me he sentado en mi biblioteca favorita, incluso hemos hablado en la de Armand en Nueva York, y en las ruinas reconstruidas de Maharet y Khayman. He observado las estrellas contándolas una a una pacíficamente mientras escuchaba la voz sobrenatural que hay en mí. Él me ha contado tantas cosas, Memnoch. Cosas que tú no me contaste en su día. Me ha hablado de un abismo similar al que tú haces continuas referencias en nuestro relato, pero no hay nada sobre ti. ¿Tal vez fue después tu caída? ¿Quizá sólo eras otro espíritu similar al de Amel? ¿Puede que quisieras lo mismo que él ha conseguido? Todos los días me dice que es feliz porque puede vivir conmigo las sensaciones más maravillosas. Ambos somos uno y a la vez somos dos seres diferentes. ¿Y tú? ¿Qué ha sido de ti? ¿Sigues buscando esas almas para presentar ante Dios? ¿Existe realmente Dios? Otros vampiros dicen hablar con ángeles, pero estos también coinciden que soy un estúpido y un estrafalario.


Tal vez debería dirigirme a los vampiros anteriormente mencionados, ¿verdad? ¿Pero y si están confundidos como yo lo estuve en su momento? ¿Y si lo que ve son espíritus que toman la semejanza de los ángeles de los viejos frescos italianos? Debería alejarme de estas ideas, pero no puedo. Intento hacerlo continuamente porque son rematadamente inútiles ya que nadie me dará una solución válida. Ni siquiera tú podrías darme la solución a mis interrogantes. Nadie ha podido. Sin embargo estoy aquí en mi despacho en mi fortaleza en Auvernia, redactando con buena letra una carta que es una plegaria a un vacío insondable, mientras que tú quizás ya sabes todo lo que siento y te burlas de mí sintiéndote satisfecho por haber sembrado dudas en mi alma.  


Lestat de Lioncourt 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt