Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 28 de abril de 2016

La Voz de la Tribu- Inicio de ciclo - Viktor

De nuevo regresamos con "La Radio de Benji" con su programa "La Voz de la Tribu". Como sabéis se transcribe gracias a Daniel Molloy. 

Lestat de Lioncourt 






Cada ciertos meses decidía hacer largos viajes por todo el mundo. Recorría las ciudades que más le interesaban o sitios donde jamás había estado. Quería conocer de primera mano algunas de las historias que le narraban sus oyentes. Durante algunas semanas pateó la India y aspiró el aire cargado de especias y flores de muchas de sus calles, barrios y plazas. Visitó algunos locales que aún estaban ennegrecidos y destruidos por la terrible actuación de Amel cuando tomó posesión, casi absoluta, del sosegado Arjun. También estuvo en Egipto tocando los muros de muchas de las pirámides, descifrando su verdad gracias a un joven vampiro que decidió hacer de guía y permitió que le contara lo que él había visto durante los siglos que tenía de vida. Sin embargo la radio debía volver a sonar con noticias frescas y hallazgos únicos.

La primera emisión de la noche sería impactante para muchos. Algunos aún no creían que fuese posible que existiera un vampiro idéntico a Lestat, con su misma genética y que pudiese llamar “Padre” a Lestat. Era un nuevo discípulo de Marius, pero también fue educado por el hindú Fareed y el Seth, hijo biológico y de La Sangre de Akasha, que habían obrado el milagro junto a una joven e intrépida científica que jamás se dio por vencida. Su nombre era Viktor y había aceptado llevar el apellido de su padre con cierto orgullo.

Ya había pisado la radio en otras ocasiones aunque la mayoría como espectador. Viktor quería formar parte de la élite nocturna, de los vampiros o Hijos de las Tinieblas, desde que comenzó a comprender que todo su mundo se basaba en ello. Había vivido de noche, prácticamente aislado en un búnker, gran parte de su vida.

Cuando observabas a Viktor veías a un joven formal de ojos rebeldes y tras saber su procedencia, su historia y genética, comprendías que iba a traer savia nueva a un árbol que parecía necesitar rejuvenecerse pese a todo. Tras una gran desgracia siempre venía una calma de un periodo floreciente. Rose, la hija adoptiva de Lestat, era su compañera y amante. El amor de ambos era el símbolo de poder salvar cualquier problema gracias a la fuerza de un amor inquebrantable.

Benjamín se encontraba sentado en una nueva mesa redonda, para nada la típica cuadrada de patas de hierro. Había adquirido mobiliario especial con sillas más cómodas, mejores micrófonos y una mesa especial que estaba llena de carpetas que pertenecían a Talamasca. Gremt iba a permitir cierta colaboración con la radio porque podía ser usada para comunicar a los diversos miembros, así como ejercer ciertas presiones o colaboraciones con otros seres. Estaba vestido de negro riguroso pues hasta su corbata de seda era negra. Frente a él tenía a Viktor vestido con una americana blanca y un jersey fino de cuello alto color marengo. Rose estaba fuera, posiblemente escuchando la radio desde su dispositivo, porque no quería que se sintiera coaccionado a callar ciertas respuestas. Sybelle se hallaba al piano junto a Antoine haciendo un dueto especial. Los dos músicos vestían ropas cómodas aunque elegantes. Ella vestía un traje primaveral blanco cargado de flores y él una simple camisa blanca de algodón y unos tejanos oscuros. Daniel se encontraba en la cabina accediendo a la página web para vigilar el chat en directo que iban a tener y David accedía a la sala para sentarse en la mesa.

Lestat no estaba en Nueva York. Su padre había decidido quedarse en París paseando por sus abarrotadas calles junto a Louis. Hacía algunos años que Francia estaba en guerra con varios países árabes y estaba empezando a sufrir las consecuencias. Él quería estar allí observando la fortaleza de los civiles y notando, con cierta amargura, las mentiras de los políticos.

—Bienvenidos una vez más a “La Voz de la Tribu”. Hoy, en tu radio de preferencia, tenemos a Viktor Lioncourt junto a nuestro colaborador habitual David Talbot que representa la unión especial entre Talamasca y el mundo de las Tinieblas—explicaba mientras se acomodaba su sombrero de ala ancha—. Hemos tomado unas merecidas vacaciones para investigar y poner en práctica ciertos cambios.

—Así es, hemos hecho cambios y nuevos proyectos se avecinan—confirmó David Talbot—. Talamasca ha aceptado la mano tendida y desde ahora estaremos colaborando con sus miembros.

—También hablaremos habitualmente con el equipo científico de Seth y los laboratorios farmacológicos de Gregory—indicó Benjamín.

—¡Y el chat en directo!—añadió Viktor—. Lo siento...

—Como dice nuestro invitado, Viktor de Lioncourt, estaremos constantemente conectados con vosotros a través de un chat. El moderador será Daniel Molloy, nuestro eterno periodista, que tomará nota de vuestras preguntas las cuales pasarán por un filtro y nos llegará a nosotros—explicó con una ligera sonrisa.

¿Cómo no iba a sentirse satisfecho? Había logrado que su radio alcanzara máximos históricos. La aplicación para móvil se había descargado miles de veces en numerosos teléfonos inteligentes. Cualquier ser perteneciente a la Tribu, que en realidad era más diversa de lo que se podía uno imaginar en un principio, estaba conectado esperando noticias que les renovara la fe.

—Comencemos con una noticia sobre Talamasca y empezaremos la conversación con Viktor—intervino David Talbot—. Se precisa que todos los miembros busquen en los archivos intervenciones de espíritus poderosos que hayan sido calificados de demonios. Queremos investigar si existe correlación. Desde hace varias semanas investigo estos sucesos junto a Daniel Molloy, el cual está siendo mi mano derecha en muchas ocasiones, y estoy encontrando ciertos patrones que se han repetido en numerosas partes del mundo y en diversas circunstancias.

—¿Qué temes?—preguntó Benjamín.

—Temo que el supuesto demonio que persiguió a Lestat sea un espíritu tan fuerte como Amel, pero que este desee algo más que poder sentir y experimentar la vida—explicó sin tapujos.

—Hay muchos fantasmas y espíritus—intervino Viktor sin ser invitado—. Yo mismo he visto varios bastante poderosos, pero no me han hecho nada. Sólo querían conversar.

—Sí, muchos sólo quieren conocer o comprender la información que posees y añadirla a la suya, pero hay quienes desean prosperar en este mundo y destruir por placer—informó David Talbot.

Daniel Molloy entonces pidió paso desde la cabina donde tenía un micrófono preparado. El antiguo periodista sacado de los suburbios de San Francisco hizo presente su voz. Era una voz profunda y seductora que cualquier otro hubiese comparado con la de grandes locutores de radio o glamurosas estrellas del cine.

—Hay un miembro de Talamasca que me ha enviado su acreditación vía Fax que quiere ponerse en contacto con David Talbot, pues posee un libro interesante que encontró hace sólo unos días y aún no han catalogado, archivado ni adjuntado. Se encuentra en dirección a Londres para encontrarse en la sede con el nuevo director—explicó mientras daba algunos datos extra—. Sólo ha querido decir que es mujer y que conoce personalmente a David.

—Sólo tres mujeres en Talamasca me conocen personalmente en esa sede de Londres, el resto por desgracia murió hace algunos años—comentó.

—Pues posiblemente sea una de tus viejas amigas poniéndose en contacto. He tomado su número de teléfono y podrás llamarla en cuanto acabe la entrevista—dijo mientras se escuchaban sus dedos moviéndose rápidos por el teclado del ordenador—. También hay una joven que pregunta si Viktor sigue con Rose o está soltero...

—Estoy casado—respondió de inmediato provocando que todos le miráramos.

Lestat no dejaba de coquetear con todo el mundo pero Viktor no. Sin duda alguna era la única diferencia de carácter que tenían ambos, porque eran alocados y entrometidos. La arrogancia era una señal inequívoca de ser un Lioncourt, así como una fuerza espiritual indecible en los momentos más críticos o un deseo insaciable de conocer.

—Viktor, ¿qué es lo que más te ha costado asumir?—preguntó Benjamín.

—¿Qué?—dijo de inmediato para luego guardar silencio. Sus rubias y finas cejas se arquearon y luego fruncieron. Durante varios segundos permaneció callado intentando encontrar las palabras adecuadas, después sonrió y se echó a reír para soltar su pequeño discurso—. Podría decir que arrebatar vidas humanas porque me daría un toque dulce y melodramático como ocurrió con Louis, pero la verdad es que me fascina destruir sueños de la gentuza con la que me topo. La oscuridad siempre me ha parecido seductora así que jamás me ha llamado la atención pasear por el parque a pleno sol, pues además la noche tiene un atractivo que provoca en mí una fascinación absoluta. Si hablamos del sabor metálico de la sangre os diré que he comido cosas peores en tugurios de mala muerte, con dietas de supervivencia al ser estudiante universitario y en viajes por la mitad del desierto. Mi madre no es que fuera una excelente cocinera, ¿sabéis?—se echó a reír para poco a poco mostrar algo de seriedad—. Quizá las reglas impuestas por Marius y mi padre. No comprendo como han aceptado ambos ponerlas. Uno nunca las ha seguido y el otro se ha mantenido siempre firme para quebrarlas una a una. Pero supongo que son necesarias. Tal vez, por encima de las reglas y todo lo que supone ser vampiro, me provocó cierto rechazo estar encerrado. Los búnker han sido mi hogar, lugares bajo tierra donde los científicos desarrollaban sus proyectos y vigilaban el proceso reconstructivo de los tejidos de los vampiros. Sin embargo, ahora tengo que poner especial cuidado con las cerraduras y todo lo que es el asalto de los humanos, y espíritus vengativos, para intentar acabar con nosotros.

—¿Por qué crees que hay humanos quieren destruirnos?—dijo David Talbot.

—Hasta ahora creían que los libros de mi padre, como del resto de vampiros, era literatura fantástica y de terror. No asumían que la historia fuese cierta—contestó—. Ahora están aterrados porque somos algo que no pueden controlar ni comprender.

—¿Te puedo preguntar algo?—intervino nuevamente Benjamín—. ¿Qué te atrajo de Rose? ¿Tal vez su humanidad? Era la primera humana que veías en años.

—He tenido contacto con los humanos porque iba a la universidad, pero la convivencia siempre ha sido limitada. Me sentía como un Tarzán rodeado de vampiros en vez de grandes simios. Ella era mi Jane, mi flor prohibida, mi hermosa compañera de viaje en una aventura sin límites y me enamoró su sensibilidad ante el dolor ajeno, su dulzura, la ingenuidad que la ha envuelto siempre y su historia. Amo su historia—dijo.

—Pero no es una historia del todo agradable—comentó David.

—No lo es. La mía quizás es demasiado fácil—contestó—. Lo he tenido todo salvo a mi padre y ahora lo tengo a él. Es mi amigo, mi hermano, mi compañero de noches eternas de conversación y me ha dado algunos consejos que quizá siga—se echó a reír a carcajadas y negó suavemente con la cabeza—. ¿No es una locura? Lestat dando consejos...

—Tengo otra pregunta—dijo Daniel Molloy—. Una humana pregunta si tu padre está preparado para crear a más vampiros. Ahora está el cupo limitado, ¿pero habrá más? ¿O se limitará?

—Se limitará. Amel sufre demasiado cuando hay muchos vampiros. Él está diluido en todos y cada uno de nosotros, necesita que estemos juntos y no seamos demasiados—aseguró—. No se puede ni debe dar la sangre a cualquiera.

—¿Has seguido tus estudios?—dijo David Talbot quitándose la chaqueta gris humo que llevaba en aquella ocasión.

—Sí, los he acabado en meses. Ahora he decidido aprender recorriendo el mundo como hizo mi padre. He visitado a mi abuela, he conocido a varias mujeres interesantes y fuertes, me he dejado llevar por los consejos de Pandora y he ido a visitar ciertas obras renacentistas de la mano de Marius. Estoy viajando a museos con vampiros que vivieron esos acontecimientos y aprendiendo incluso de la curiosidad de Armand por la tecnología. Todo es llamativo y fabuloso, aunque implica una responsabilidad terrible y una sed que a veces se vuelve insoportable—aseguró mientras se recostaba en la silla—. ¿Algo más? ¿Puedo decir algo?

—No, esas eran las preguntas—contestó Benjamín mirándolo a los ojos—. Pero puedes decir lo que quieras.

—Sé que Mael no está muerto y si está herido debería ponerse en contacto con Fareed. Nuestro equipo científico podría ayudarle a reconstruir la piel dañada y paliar el dolor que pueda sentir en sus extremidades—dijo antes de levantarse—. Voy con prisa y debo irme, pero quiero pedir en directo una copia de todo lo que toque Sybelle y Antoine. Estoy locamente enamorado de su música porque me ayuda a concentrarme y a sentirme en paz. Por favor.

—Lo tendrás—dijo Benjamín.

—Gracias—comentó saliendo de detrás de la mesa para bordearla e ir con el muchacho—. Eres adorable, adorable... como un hermano pequeño—dijo estrechándolo contra él—. Si necesitas algo, sea lo que sea, cuenta conmigo.

—¡Fabuloso!—gritó—. ¡Ahora os dejamos con los músicos en directo!


Nada más apagar los micrófonos David corrió hacia la cabina y tomó todos los datos de la mujer que había intervenido. Su rostro mostraba cierta preocupación. Pensó en una vieja amiga que posiblemente rondaba ya los ochenta años y que no estaba para tener grandes aventuras. Ella era una mujer adicta a la literatura y sólo se movía de la orden para hallar nuevos libros incunables, los cuales restauraba y estudiaba con cuidado. Estaba seguro que era ella.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt