Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 13 de noviembre de 2016

Emaleth

Aquí el motivo por el cual Lasher llamó Emaleth a su hija. 

Lestat de Lioncourt 



No recuerdo cuantos abortos tuvo, aunque creo que carece de importancia en nuestro relato. Sólo sé que ella logró sobrevivir y hacer importantes preguntas aún sin salir del confortable hueco en el vientre de Rowan. Era mi hija, pero también mi hermana. Tal vez esto escandalice a más de uno, pero los animales copulan de ese modo, engendran y nacen nuevas descendencias sin sentirse atados a una extraña moralidad. Inclusive es algo común, casi como una vulgar tradición, que ocurre en la familia.

Decidí llamarla Emaleth. Es un nombre con significado. Una vez tuve una hermana, la única que lloró mi muerte y sufrió terriblemente porque yo fuese expuesto como un monstruo. Era una bruja poderosa, pero no tenía ni voz ni voto en una familia de miserables. Me enviaron al sacrificio creyendo que me darían amor, besarían mi alma llena de heridas y me llamarían hijo, nieto, sobrino...

Nunca conocí a mi hija. Aunque soñaba con ella. Ella fue el propósito por el cual secuestré a mi propia madre, permití que hiciese algunas pruebas científicas y médicas, y me odiase para siempre. Su odio iba envuelto en dolor, miseria y asco. No obstante yo buscaba ese amor puro que una vez tuve. Quería tener una mujer de mi propia especie y marcharnos lejos. Sólo quería ser el santo que vio mi hermana, no el monstruo envuelto en llamas.

Solía cantar para ella en profundos y rápidos silbidos, los cuales parecían ser el viento moviendo las ramas. Era hermoso, glorioso, maravilloso... ¡Una sinfonía sin fin! Ambos nos uníamos, aunque ella estuviese todavía en el vientre materno, y Rowan me miraba desencajada. Mi voz era la voz del Diablo y así tituló mis memorias mi madre, mi inusual compañera y la madre de mi hija.


No soy un diablo, sólo soy un pobre niño perdido...  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt