Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 22 de julio de 2015

Despertar y tenerte a mi lado...

Marius debería aprender de Arjun... ¡Sólo digo!

Lestat de Lioncourt

La vida puede ser un sueño convertido en pesadilla. Cuando te despiertas en un mundo de caos, dolor, hambre de libertad y mentiras desesperadas sientes que debes regresar a la cama, cerrar los ojos e intentar enfocarte en aquello que te hacía feliz lejos de la aplastante realidad. Una realidad terrible y desesperada.

Desperté cuando Akasha lo hizo. Me sumí en los sueños más dulces porque Pandora ya no estaba a mi lado, el mundo carecía de la belleza primigenia y estaba envuelto en una vorágine de sucesos que no lograba comprender. El mundo moderno me asustaba. Se sentían poderosos aplastando al pueblo, el arte y la belleza. No podía concebir tal brutalidad. Las industrias se alzaban ennegreciendo los cielos, contaminando los ríos y llevando peores grilletes a sus obreros que en la época en la cual la esclavitud estaba permitida en todo el mundo. Decidí dormir, pero desperté de nuevo en un mundo más tecnológico que se arrancaba el corazón, miraba hacia otro lado y seguía disfrutando de sus fiestas sin sentido.

Akasha destrozó a miles, pero no logró encontrarme a mí. Yo era insignificante, quizás. Sólo era un viejo príncipe hindú lamentándose porque la mujer que amaba, esa por la cual abandonó todo, estaba lejos de su lado. Pandora vino a por mí, pero no me sentía con fuerzas para reunirme con el resto. Preferí quedarme a un lado observando el mundo, sintiendo el caos bullir como hormigas saliendo de una pequeña grieta, aceptando que los muertos quedaban olvidados. Nadie me recordaba, salvo ella.

Ahora muchos murieron recordándome como un monstruo. Soy quien les arrebató la vida. Soy el ser que los destrozó. Soy quien les arrebató la inmortalidad. Yo soy el que destruyó sueños e hice arder parte del mundo. Pero también soy el poeta que intenta escribir sobre el dolor, la muerte y la ira. Soy el hombre que conversa pacíficamente con otros inmortales, que sonríe ante la impaciencia de los jóvenes y abre sus brazos a todo aquel que quiera conocerme.

Hoy he caminado entre la multitud, como un muchacho más, vistiendo ropa occidental y con un corte de cabello mucho más moderno. Nadie ha reparado en mí. Los pocos que me miraron, aunque de reojo, vieron a un apuesto hombre de negocios, un nuevo rico o un muchacho que se engaña así mismo con un traje caro y unos buenos gemelos de oro blanco. Me he paseado por las grandes calles de Nueva York. He permitido que me deslumbren sus grandes escaparates de joyería, prendas de ropa, tecnología o librerías con abundante información. Me deleito con el aire moderno y cosmopolita, pero también extraño los viejos tiempos. Si bien, todo es más dulce porque ella está a mi lado, aferrada a mi brazo derecho, mientras murmura sobre las grandes obras de arte que se hallan en los diversos museos, las exposiciones de fotografía, los libros que debo leer o las películas que aún no hemos podido admirar.


Hoy me siento afortunado.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt