Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 19 de agosto de 2015

Te recuerdo

Este es uno de los documentos escritos por Lasher, los cuales terminaron en manos de Mona Mayfair y así supo parte de la verdad. Rowan los tenía en su poder. ¿Los recuerdan? Éste es uno de esos documentos.


Lestat de Lioncourt


Te recuerdo. Recuerdo bien tu sonrisa. Recuerdo esa pose seductora. Oh, recuerdo todo. Puedo recordarte, pero los recuerdos se borran y se convierten en borrones amargos. Lloramos juntos, pero también reímos durante horas. Disfruté mucho de tu compañía. Esa sonrisa era la del diablo. Todas las mujeres te amaban, los hombres te admiraban y muchos caían seducidos por tu coquetería. Oh, el humo de tu pipa. ¿Te es familiar ese aroma dulzón? Creo que es el chocolate humeante junto a tus viejos documentos. Tan inteligente, tan desesperado por conocer y viajar. ¡Te odio y te amo! Te recuerdo y te olvido... Olvido demasiado rápido. Mi mente a penas puede pronunciar tu nombre. ¿Cuándo nos conocimos? ¿En qué siglo? ¿Moriste ya? Creo que me odiabas, temías y despreciabas. Pero también me necesitabas y amabas a tu modo, muy a tu modo.

Vi como tu cabello negro y rizado, tan espeso y suave, se convertía en un nido de canas que acabó siendo blanco, como la nieve que nunca viste. Tenías los ojos azules, tan azules como los míos. ¿Tal vez yo los tengo azules porque tú los tenías? Oh, sí. Ahora soy tu descendiente. Ahora soy parte de tu linaje. La puerta y la llave, mis padres, son tus descendientes. ¡Qué lástima! No podemos vernos frente a frente, sonreírnos amargamente como antes, y confesarnos nuestras correrías.

Contemplé tus victorias, pero también tus fracasos. ¡Cuántos sueños! ¡Cuántos ideales! ¡Y qué inteligente! Oh, sí. Te amaba. Amaba mirarte al espejo. Codiciaba tu cuerpo. Elegí tu cuerpo muchas veces. Pude sentir a través de tus manos, escuchar gracias a tus oídos y sonreír al fin gracias a tus labios. Todo era tan real. El mundo era tan hermoso y fascinante... ¡Muy interesante!

Extraño tus camisas de lino, tus sombreros elegantes, ese bastón sofisticado que usabas para añadir a tu pose de caballero, y de seductor de cine, un aire más interesante. Te amé. No sabes cuánto te amé. Jamás supiste cuánto te lloré. Te lloré un día entero, Julien. Viviste más que nadie. Tantos años... ¿cuántos fueron? ¿Setenta? ¿Ochenta? ¿Noventa? No lo recuerdo. Ya no lo recuerdo.

Estoy escribiendo esto para no olvidarte. El gentil, elegante, malévolo, inteligente, cruel y seductor Julien Mayfair. El brujo de los Mayfair. El único patriarca de entre tantas brujas. ¡Tú también fuiste mío! ¿Y yo fui tuyo? Fui tuyo. Era el demonio que te servía, susurraba a tus oídos y reía tus chistes malos. Oh, Julien. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Cien años? Casi cien años...


Te estoy llorando, Julien. Te estoy llorando...  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt