Este es uno de los documentos escritos por Lasher, los cuales terminaron en manos de Mona Mayfair y así supo parte de la verdad. Rowan los tenía en su poder. ¿Los recuerdan? Éste es uno de esos documentos.
Lestat de Lioncourt
Te recuerdo. Recuerdo bien tu sonrisa.
Recuerdo esa pose seductora. Oh, recuerdo todo. Puedo recordarte,
pero los recuerdos se borran y se convierten en borrones amargos.
Lloramos juntos, pero también reímos durante horas. Disfruté mucho
de tu compañía. Esa sonrisa era la del diablo. Todas las mujeres te
amaban, los hombres te admiraban y muchos caían seducidos por tu
coquetería. Oh, el humo de tu pipa. ¿Te es familiar ese aroma
dulzón? Creo que es el chocolate humeante junto a tus viejos
documentos. Tan inteligente, tan desesperado por conocer y viajar.
¡Te odio y te amo! Te recuerdo y te olvido... Olvido demasiado
rápido. Mi mente a penas puede pronunciar tu nombre. ¿Cuándo nos
conocimos? ¿En qué siglo? ¿Moriste ya? Creo que me odiabas, temías
y despreciabas. Pero también me necesitabas y amabas a tu modo, muy
a tu modo.
Vi como tu cabello negro y rizado, tan
espeso y suave, se convertía en un nido de canas que acabó siendo
blanco, como la nieve que nunca viste. Tenías los ojos azules, tan
azules como los míos. ¿Tal vez yo los tengo azules porque tú los
tenías? Oh, sí. Ahora soy tu descendiente. Ahora soy parte de tu
linaje. La puerta y la llave, mis padres, son tus descendientes. ¡Qué
lástima! No podemos vernos frente a frente, sonreírnos amargamente
como antes, y confesarnos nuestras correrías.
Contemplé tus victorias, pero también
tus fracasos. ¡Cuántos sueños! ¡Cuántos ideales! ¡Y qué
inteligente! Oh, sí. Te amaba. Amaba mirarte al espejo. Codiciaba tu
cuerpo. Elegí tu cuerpo muchas veces. Pude sentir a través de tus
manos, escuchar gracias a tus oídos y sonreír al fin gracias a tus
labios. Todo era tan real. El mundo era tan hermoso y fascinante...
¡Muy interesante!
Extraño tus camisas de lino, tus
sombreros elegantes, ese bastón sofisticado que usabas para añadir
a tu pose de caballero, y de seductor de cine, un aire más
interesante. Te amé. No sabes cuánto te amé. Jamás supiste cuánto
te lloré. Te lloré un día entero, Julien. Viviste más que nadie.
Tantos años... ¿cuántos fueron? ¿Setenta? ¿Ochenta? ¿Noventa?
No lo recuerdo. Ya no lo recuerdo.
Estoy escribiendo esto para no
olvidarte. El gentil, elegante, malévolo, inteligente, cruel y
seductor Julien Mayfair. El brujo de los Mayfair. El único patriarca
de entre tantas brujas. ¡Tú también fuiste mío! ¿Y yo fui tuyo?
Fui tuyo. Era el demonio que te servía, susurraba a tus oídos y
reía tus chistes malos. Oh, Julien. ¿Cuánto tiempo ha pasado?
¿Cien años? Casi cien años...
Te estoy llorando, Julien. Te estoy
llorando...
No hay comentarios:
Publicar un comentario