Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 3 de agosto de 2016

Atlantida

OOC:

Es cierto que todos nos hemos sorprendido con eso de la aventura acuática de Lestat con la "Atlántida" de por medio. Pero ya avisó Anne Rice que fue por un sueño, por algo que Lestat ya no puede controlar, donde cientos de almas clamaban un poco de paz debido al sufrimiento que vivían. Creo que darle una oportunidad a los espíritus, de indagar qué ocurrió en un lugar comprometido, podría ser interesante y divertido. 

Para lanzar una piedra a su favor, para animar a los Fans que se sienten molestos con esto, hemos decidido hacer un pequeño fic. 

Gracias por todo.

Lestat de Lioncourt, El Jardín Salvaje.


—¿Por qué deseas ir allí?—preguntó David tomando asiento en aquella gigantesca sala de Nueva York.

Todos estábamos de nuevo reunidos, aunque ahora no teníamos una preocupación tan terrible como la última vez. Solía reunirme en pequeños comités, enviar comunicados por carta, telegrama o correo electrónico. Sin embargo, verlos a todos me emocionó. Los había logrado tentar con una carta donde explicaba minuciosamente lo que yo pretendía hacer.

—He tenido un sueño—dije intentando explicarme.

—¿Un sueño? ¡Qué demonios! ¡Yo a veces sueño con monstruos y no voy a ir a mirar bajo las camas y dentro de los armarios de todas las casas de este mundo!—gritó Benji sorprendiéndome. Él amaba las aventuras, pero al parecer le parecía poco sensato todo aquello.

—Benjamín, calma—susurró Sybelle.

—¿Qué? ¡No puedo! Lo admiro demasiado para aceptar esta locura—explicó moviéndose en su asiento bastante inquieto.

—El joven tiene razón—habló al fin Marius—. Lestat, no es algo que debas hacer.

Marius había tomado asiento muy cerca de Armand y Daniel, como si ambos pudieran ser los leones de un Hércules embravecido. Aquellas dos hermosas bestias se rendían a sus pies deseando ser amados. Armand estaba a la derecha y Daniel a la izquierda, pero a la derecha de este se hallaba Pandora y Arjun que intentaba contener una risa nerviosa.

—Vuestra sensatez me agobia...—chisté.

—Hace tiempo leí un libro sobre ese lugar. Es un mito—comentó Avicus sentado a tres asiento a la derecha de Arjun, muy próximo a Flavius y Zenobia.

—Es posible que existiera igual que existió Pompeya—una tímida voz surgió entre todos los presentes. Me sorprendió que él fuese de los pocos que estaban de acuerdo que ese lugar tenía que estar perdido entre las aguas—. De hecho hay quien afirma que ambas ciudades desaparecieron con pocos siglos de diferencia. Eran ciudades de renombre. Durante siglos se olvidó Pompeya, como si jamás hubiese existido y sólo fuese un sueño borroso, pero ahí tenéis los restos. Además... ¿no había una pareja de vampiros milenarios que provenían de esa zona? Vivieron esa tragedia. Lestat conoció a uno de sus creados... ¿Por qué no los buscamos? Es posible que...—argumentó el antiguo esclavo de Pandora jugueteando con su mano derecha entre sus rizos.

—Yo creo que existió—murmuró David.

—¡David, no ayudas de ese modo!—gritó Louis completamente histérico. Sus ojos verdes reverberaban. Su preocupación la conocía bien. Temía que me pasara algo y no era por las consecuencias sobre todos nosotros. Él siempre temía que algo malo me ocurriera porque no sabía vivir sin mí, quisiera reconocerlo o no.

—Louis, por favor... ¡Puede ser una buena aventura!—David insistió.

—¡Véis! ¡Al final sólo David se apunta!—exclamé dando un golpe sobre la mesa.

—Hijo, ¿por qué te gusta hacer siempre el estúpido?—dijo mi madre situada a mi izquierda— ¡Y tú, no le animes!—gritó sermoneando a David que estaba junto a Servaine, la cual se sentaba a la izquierda de esta.

—Padre, ¿podemos ir Rose y yo? ¡Sería como una Luna de Miel!—mi hijo estaba allí emocionado, como cualquier joven vampiro, demostrando que mi sangre era más poderosa que la sensatez que le habían inducido Faared y Seth a lo largo de los años. Estaba frente a mí, con Rose colgada de su brazo derecho y su madre a su izquierda. Ella no había estado en la anterior reunión, pero en esta había decidido invitarla.

—¡Viktor, de eso nada!—gritó Faared sentado al lado de su mejor creación, Flannery Gilman, la mujer con la que tuve a mi hijo.

—¡Viktor!—exclamó de inmediato Seth mirando al muchacho con cierto disgusto. En esa expresión vi a su madre, Akasha, y eso me llenó de nostalgia.

—¡Seth! ¡Faared!—dijo Viktor bastante molesto porque estaban tomando su decisión como si fuese un niño.
—Seth, deja que mi hijo vaya donde quiera. ¡No te comportes como una madre amargada!—al decir aquello su madre se echó a reír, aunque no fue la única. David también se reía junto con Jesse Reeves.

—Yo digo que es mejor que le dejemos hacer el estúpido. Bueno, más bien los estúpidos. Amel está de acuerdo—intervino Landen acomodando los puños de encaje de su elegante camisa de chorreras. ¡Cuánta elegancia! De verdad Marius le había juzgado mal.

Landen no era el desgarbado que él había descrito ni mucho menos. No era feo y el caro perfume francés que usaba llegaba hasta mi nariz. Parecía un hombre de modales comedidos. Junto a él estaba el fantasma de mi creador, Magnus, siendo testigo de todo y como representante de Talamasca, la oculta tras los ancianos y sus misiones más misteriosas, aunque también se encontraba Tesjamen con esos cabellos blancos y esos ojos de mirada tan profunda.

—Gracias, Landen—dije aliviado.

—No es un piropo—me indicó—. Simplemente creo que es mejor que te demos permiso, que alguien te acompañe y vigile.

—Rhosh, ¿podemos ir?—decía Benedict emocionado.

—¡No!—chistó su rubio y amargado creador. Por un momento vi reflejado a Marius en él, el cual tenía la misma expresión entre preocupación y molestia.

—¡Yo sí voy!—dijo Daniel imitando mi anterior gesto, un golpe en la mesa.

—¡Daniel, por favor!—espetaron al unísono Marius y Armand.

—Iré, descubriré lo que hay allí y haré un libro. Puede que parezca una locura pero estoy conectado a los espíritus. Una oportunidad, por favor. Dejad de burlaros, de sentir miedo y de creer que nada se me ha perdido allí. ¿Acaso no pensáis dar un descanso eterno a todos los que allí estarán aún esperando un momento de tranquilidad? ¿Dónde está vuestra humanidad?—todos guardaron silencio hasta que Bianca sonrió y se levantó tomando la palabra.

—Yo te apoyo, vaya o no contigo. Creo que hay que darle paz a los muertos—expresó antes de sentarse junto a Alessandra que comenzó a aplaudirla. Ah, esas dos mujeres me enamoraban.

—Si necesitas ayuda cuenta conmigo y con tu madre—dijo Sevraine provocando que mi progenitora frunciese levemente el ceño.


—Está decidido. Iré.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt