Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 31 de octubre de 2015

Abran la puerta

Lasher ha regresado, como no, en éstos días tan señalados...

Lestat de Lioncourt


El viento aúlla murmullos olvidados, palabras cuyo significado han caído en el recuerdo apolillado de un victrola sepultado por mentiras, codicia y sangre, que son el testimonio ciego y sordo de una historia terrible. Los árboles arrastran cada silbido como si los emitiera el diablo. Bajo el tronco, grueso, derecho y limpio de ramificaciones de un viejo roble, tan viejo como los cimientos de la casa que vigila desde sus altas copas. El dondiego alimenta el perfume de la muerte y lo alza hasta los jazmines de la entrada. El camino, sinuoso como el reptar de una serpiente, te lleva hasta los blancos peldaños de la boca del lobo. El demonio quizás está en la casa bailando con una sonrisa vacía y los ojos azul zafiro. Deja que el momento te seduzca y haga temblar su alma con la emoción tóxica de una prostituta.

Siete demonios caminan con ramos de olvidos, clavel chino y laurel entre sus manos. Un cortejo que danza frente a la vivienda, un cortejo que puedes imaginar. La celebración de la muerte y la vida, la cancela abierta y la puerta cerrada esperando ser tocada con sus huesudos nudillos. Cantan para los brujos, los cuales ya estaban seguros que vendrían como cada año, una balada terrible y unísona.

«Demonios. Somos demonios. Abridnos, somos demonios. Demonios que son recuerdos. Seres de otro mundo donde habitan los sentimientos y los pecados capitales que cada generación ha tomado como emblema.»

Demonios convertidos en lluvia, viento y relámpagos. Espíritus que son el viento moviendo las ramas quejumbrosas, agitando las flores del jardín y mostrando la figura enigmática de un hombre joven, apuesto y de mirada desconsolada. Él recuerda su vida, su muerte y la crueldad de su existencia. Aún pide perdón y clemencia. Desea volver.

Yo soy ese hombre. Soy ese hombre. Soy el Impulsor. Soy Lasher. Deseo volver. Quiero ser el santo, el niño del pesebre, el hombre bondadoso, el sacerdote célibe y el hijo pródigo. Soy la oveja negra que desea mudar su piel y dejar de ser el lobo que grita en la oscuridad. Madre, padre... ¡Brujos! Dejad que vuestro hijo vuelva a la vida. Aceptadme en vuestros corazones. Por favor, recordad que os amo. Yo siempre os he amado. He querido a todos y cada uno de vosotros. Madre, madre... ¡Madre!


«Soy el demonio que llora tormentas que lavan tu rostro. Festejo mi dolor, pero no sé manifestar felicidad. Jamás he sido feliz. Compadece a éste pobre miserable y acéptalo como un hijo. Soy tu hijo. Tú me llevaste en el vientre, fuiste la puerta y él la llave.»

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt